martes, 2 de diciembre de 2014

¡El dolor del insomnio o el dolor del miedo a dormirme, y con los desconocidos horrores que tiene para mí! ¡Qué bendición tienen esas personas cuyas vidas no tienen temores, ni amenazas; para quienes el dormir es una dicha que llega cada noche, y no les lleva sino dulces sueños!

¿Alguien reconoce la cita a la que hago alusión nada más empezar el post?
Es uno de mis libros favoritos.
Un libro con una prosa, unas palabras y un significado increíbles.
Son palabras de Bram Stoker, en su novela: Drácula.

                               
Y es que, hace poco que tuve la oportunidad de ver la película en el cine, debo de decir que me gustó muchísimo y que mis sospechas sobre ella eran totalmente infundadas.
Mucha gente me había comentado que no valía la pena, otros en cambio que era genial y yo sin embargo digo, que para ser la historia de cómo comenzó todo, me encantó.

Se ve cómo todo iba bien hasta que comenzó la guerra y un rey desesperado intenta por todos los medios, no solo salvar a su familia de las garras de todos aquellos acosadores, ladrones y asesinos, sino a todo su pueblo que lo aclama y lo quiere como rey.
Es el sacrificio de un humano que lo da todo por amor y justicia y su "recompensa" a tal acto, es una vida inmortal no deseada que lo perseguirá hasta el fin de los días.

La película, al final, queda un poco inconclusa, como dando paso a una segunda parte, a un juego que poca gente ha entendido, y con poca gente me refiero a personas que no hayan leído el libro de Bram Stoker. Posiblemente nada tenga relación, pero me conformo sabiendo que el final tuvo un sentido muy significativo.

Película 100% recomendable.

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